Telecomunicaciones
México
The Daily
Ju15,2014

La reforma de las telecomunicaciones de México tiene pocas horas de promulgada y ya cuenta con voces críticas y otras que alertan sobre las consecuencias que puede generar. Este lunes, el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, le puso la firma al texto final salido del debate en el Congreso la semana pasada, el detalle final que le faltaba. La reforma constitucional "fomenta la competencia, la productividad y la innovación", dijo el mandatario, en la ceremonia de promulgación, realizada en el Palacio Nacional capitalino.
Horas antes que en el Congreso se aprobara el reglamento, América Móvil, el grupo de Carlos Slim, había hecho pública su decisión de traspasar una parte de sus activos para reducir su participación en el mercado a menos de 50% y dejar la posición de preponderante que le adjudica la autoridad. Aprobada la reforma y conocido el plan de Slim de desinversión para quitarse de encima la clasificación de "preponderante", surgieron las primeras reacciones en la industria.
DESDE CANITEC
Alejandro Puente, el presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Telecomunicaciones por Cable (Canitec), no cree en el anuncio de América Móvil y hasta asegura que se trata de una nueva simulación de la empresa "para evadir la ley en materia de telecomunicaciones y radiodifusión".
"Primero no los deberían dejar de vender, porque es una estrategia para evadir lo que con tanto trabajo y esfuerzo se ha hecho que son las leyes reglamentarias", sostuvo, sugiriendo al Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) que vigile cualquier maniobra de desinversión de Slim.
"Habrá que investigar quién les compra, porque ellos en su boletín (a la BMV) se declaran confesos diciendo que sí tenían 51 por ciento a través de un poder irrevocable, entonces se tiene que vigilar", dijo.
"Tendríamos que vigilar los mexicanos que esas ventas y esas desincorporaciones realmente existan y que no haya acciones cruzadas...Sacaron un boletín emergente para tranquilizar a todos sus accionistas, pero no lo podrán llevar tal cual está porque hay un IFT con más dientes. Quieren detener la verdadera apertura y la competencia”, enfatizó.
Respecto al futuro del colectivo del cable mexicano, Puente ha confirmado que los asociados a la Canitec no se presentarán, de momento, como posibles postores por la puerta abierta por el gobierno a televisión digital terrestre y dos nuevas cadenas de televisión.
El interés de los cableoperadores es competir, aseguró, por la red mayorista de la banda de los 700 Mhz y a través de allí desplegar nuevas ofertas de servicios de telecomunicaciones.
Los analistas coinciden en general en que la desinversión propiciada por América Móvil buscará ser compensada con los nuevos suscriptores que vaya a sumar el gigante apenas tenga el permiso para ofrecer televisión de pago.
Arturo Elías Ayub, director de Alianzas Estratégicas de Telmex, dijo que el plan de América Móvil era reducir entre 15 y 17 puntos porcentuales su participación en el mercado de telecomunicaciones, a 43 por ciento, desde el 60.6 por ciento que tiene actualmente. Esto es un porcentaje menor al 49 por ciento que le exige la ley para dejar de ser un actor económico dominante.
Para quienes siguen este proceso, la intención de la empresa es tener margen para crecer en otros servicios, como el de televisión restringida. Si el plan es quedarse con un buen espacio para agregar los activos de televisión, la participación a ceder debería ser mayor.
Según expertos citados por medios locales, América Móvil tendría que desprenderse de 33.1 millones de usuarios de telefonía móvil, los cuales le representan ingresos anuales estimados de 57. 779 millones de pesos mexicanos, para alcanzar una cuota de 43 por ciento del mercado de telecomunicaciones, en el cual se incluya la telefonía e internet móvil y fijo, así como los servicios de televisión restringida.
Julio Zetina, analista de Vector, y Homero Ruíz, analista de Signum Research, coinciden en que la apuesta por la TV paga rápidamente les hará retomar las ganancias que vayan a ceder con el traspaso de sus activos de telecomunicaciones. Según Zetina, la participación inicial que alcanzaría América Móvil en TV paga, un segmento más rentable, rondaría el 10 por ciento del total del mercado.
PODER Y PELIGRO
Llama la atención la cierta levedad de los analistas y opinólogos locales sobre el tema. También la posición de conocedores del mercado mexicano y hasta de los propios legisladores que acaban de tratar el tema en el Congreso.
El nuevo marco deja en mejores condiciones a América Móvil que al otro declarado preponderante por el Gobierno, Televisa. Sorprende la permanente comparación que se hace entre un grupo y el otro: no han sido los mismos escenarios en el que cada uno construyó su poder. América Móvil, mucho más grande y poderoso en cuanto a despliegue, armó su historia con un negocio público blindado, ciento por ciento monopólico, aunque ahora acotado por la presión gubernamental y potencialmente por los efectos de las nuevas normas. Asombra que se compare permanentemente como "preponderantes" de forma igualitaria.
En realidad, hay factores inconmensurables en la construcción del poder de uno y otro y eso es precisamente lo que se debió tener en cuenta a la hora de tachar con calificativos tan drásticos. América Móvil, como se llama ahora, o Telmex, como lo fue antes, trazó su poder explotando una "cosa pública" como lo fue el monopolio de las telecomunicaciones, un poder público, es decir dado y concedido oficialmente por la autoridad de un país, llevándolo a alcanzar un tamaño tan extraordinario que le ha servido de plataforma a su propietario para subirse al podium de los súpermillonarios del mundo.
Distinto es lo de Televisa. Aquí no hubo explotación de una "cosa pública" y por ende no existió el amparo oficial a un monopolio. Muchos "expertos" o "analistas" equiparan a uno y otro remarcando manejo monopólicos en la conducta de cada uno. Telmex siempre ha sido monopólico de un bien público (el de telecomunicaciones, un servicio vital para las personas). Televisa no ha tenido el manejo de un bien considerado público ni ha sido concesionario de un bien público, por lo que no puede ser acusado de monopólico de un "bien público". La televisión no es un bien público. Alarma la insistencia en la equiparación. Otra cuestión completamente diferente es la de la posición dominante.
Expertos, analistas, legisladores y funcionarios deberían tener claro cómo cada preponderante construyó su preponderancia y recién, respectivamente, opinar, legislar y hacer cumplir los reglamentos a cada uno. De lo contrario, las nuevas telecomunicaciones quedarán subvertidas, una vez más.
Tal cual se han fijado las reglas, si el camino queda limpio para su acceso a negocios de televisión, América Móvil tiene objetivamente el poder de fuego (divisas), obtenido con la explotación monopólica de las viejas telecomunicaciones, más su conocimiento en televisión de pago, adquirido en sus incursiones latinoamericanas, especialmente en Brasil, puede llevarlo a ganar con rapidez suscriptores de televisión. Si a ello se agrega el poder ya adquirido en oferta telefónica e internet, gracias a su explícito control de la "cosa pública", y de la interconexión exclusiva, el futuro de los pequeños y medianos operadores de TV paga del país queda muy comprometido.